despedida

16.06.2011

Hoy las paredes del 905 de Marco Island han vuelto a quedar tan vacías como aquel 3 de agosto cuando nos mudamos aquí. Ha pasado tiempo, mucho tiempo. Quizás no demasiado, seguramente el suficiente. O no. Nunca se sabe. Lo que sí sé es que esta aventura, que en principio iba a terminar en octubre, ha durado hasta hoy, algo que interpreto con la certeza de saber que será que no se nos ha dado tan mal. Ha habido malos momentos, muchos. Los principios fueron algo peor que insufribles, pero nos armamos de valor, sacamos fuerzas de donde sólo quedaba desesperación, y seguimos adelante. Hubo cambios, geográficos, laborales, académicos, y cómo no, anímicos. Pero hemos llegado hasta aquí. Puedo decir que me llevo la maleta llena (aparte del sobrepeso que me va a tocar pagar mañana) de buenos recuerdos. Por si esto fuera poco, he fortalecido los lazos conmigo misma y con quien ha seguido avanzando conmigo. Quería tiempo lejos de muchas cosas y lo he tenido. Tanto es así que me va a costar volver. Miro el billete una y otra vez y todavía no me lo creo. Esta vez no hay asiento reservado para la vuelta. No hay vuelta. Igual que no hay vuelta atrás. Sólo espero que haya sido la mejor decisión. Sólo espero no equivocarme, al igual que no lo hice al elegir venir hasta aquí. No puedo más que agradecer a mi incondicional compañera de viaje, de aventuras, de risas, de lo bueno, de lo menos bueno, a mi 'soulmate', cada minuto que ha compartido conmigo, porque sin ti, nada, absolutamente nada, habría sido lo mismo. Tanto que toda esta aventura que nació una noche atípica allí por Ángel Múgica no habría existido. Siempre gracias, gracias y más gracias.

Nos vemos en Madrid.

calendario

02.06.2011

Decidí dar un paso supuestamente hacia delante y el día está cada vez más cerca en el calendario. Es entonces cuando lo pienso y me invade la pena. No me basta tener la certeza de que he aprovechado cada microsegundo de mi estancia en este país que me ha desesperado tanto unas veces, que me ha aportado la esencia de todo otras. Es la sensación de mirar a los ojos y mecer en la duda de que una perfección tan pura sólo puede ser fruto de un sueño. Es una invasión tan fuerte de felicidad que crees no merecerla. Afortunadamente, me ha tocado ser feliz. Y me duele dejar este lugar porque aquí, lejos de todo y de todos, he sido, soy, la persona más feliz del mundo. No quiero un punto final, quiero un punto seguido. He prometido que nada va a cambiar. Y cumplo siempre lo que digo.