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16.05.2010
En poco más de una hora empiezo a trabajar. Hoy tengo el mismo horario que ayer, de 3 a cierre, que puede ser relativo, dependiendo de cuándo levanten su culo de las sillas los últimos clientes del día en el Garden Lounge. Ayer por primera vez serví en el Patio, una palabra para nosotros tan fácil de pronunciar, pero tan ridícula escuchada con acento inglés... Nadie diría que es un término español. Hoy ha vuelto a salir el sol, y aunque suene extraño, preferiría que no lo hiciese porque así habría menos gente en el Patio y me ahorraría recordar mi dolor de pies cada vez que piso por una de esas piedras de canto rodado que hay en esta terraza. Ayer, por primera vez, comí comida. Comida de la de verdad. Pollo, ya ves tú. A diferencia de a Andreíta, a mí no tuvieron que insistirme demasiado para comerlo en el país de los sándwiches. Anoche Edd y el gemelo de Jacob, que creo que se llama Ben pero no estoy segura, no paraban de vacilarme de forma graciosa porque les conté las supuestas propiedades de la pulsera power balance, ésa que me da tanto equilibrio corporal como para romper decenas de copas al día mientras intento ejercer de camarera. Me cayeron especialmente bien ayer, aunque tienen pinta de ser unos traviesos auténticos. Quizás por eso me cayeron bien! Sigo sin entender por qué todo el mundo, y cuando digo todo el mundo es todo el mundo, insiste en preguntarme si me gusta este trabajo. Hasta ahora sonreía cuando me lo preguntaban, y se debía intuir tanto un no como respuesta que la irlandesa del bar de downstairs me dijo ayer: "vamos, no me mientas". El inglés-italiano, que sigo pensando que es del país de la pizza aunque él afirme que nació en Gran Bretaña, ayer estaba triste, tan triste que terminó llorando mientras la irlandesa y yo fumábamos en el desastroso rincón de los fumadores. Entendí su llanto al instante, sin necesidad de saber el por qué de sus lágrimas. Estaba harto, triste, decaido, sin ganas... en definitiva, no podía más y creía que no aguantaría mucho tiempo. Yo pienso eso mismo cada día cuando salgo medio descalza por la puerta de atrás del George. Anoche, cuando terminamos de servir las cenas y de preparar los desayunos para hoy, Francesco me dijo que los sábados al terminar la jornada siempre se quedaban un rato comiendo unas pizzas y tomando un vino en el Porter Lounge, escondido tras la cortina que hace de pared en el Stamford Room. Cualquier excusa era buena para permanecer más de cinco minutos sentada y poder descalzarme con descaro. Intentaron convencerme para ir a Centraal, una de las discotecas de Stamford, pero rechacé la invitación. No podía más. Irene me dio ayer la mejor de las noticias: mañana y pasado tenemos libre! Mis pies todavía ni se lo creen. Sólo espero que nuestra desagradable vecina, Laura, aunque archiconocida en el George como the bitch, y con eso lo digo todo, deje de subir cada noche a 6 hombres a su habitación para liarla parda. Ya tuvimos bastante con aguantar sus insufribles gritos la primera noche cuando una paloma se coló en su habitación. Digo yo que tendría la ventana abierta a esas horas por lo fresca que es... por lo fresca que es the bitch, no la habitación, que por las mañanas hace la función de sauna. Todavía no sé qué haremos mañana, si celebrar la victoria de la Liga para el Barça, que ojalá, comprarme unas chanclas para cerciorarme de que debajo de los tobillos tengo dos pies, o simplemente... relax.
16 de mayo de 2010, 19:13
jajajajajaajaja es que me parto titi!!! jejejeje yo solo espero que no gane el barça, aunque ya sé que es una ilusión. Por lo demás, tenemos que emprender la búsqueda de otro job, mejor que este...a menos que queramos seguir muriendo cada dia. En fin, daaarrrrling. Cuando pase el tiempo y leamos esto espero que lo veamos de otra forma. un beso enorrme
16 de mayo de 2010, 21:33
Vaya, vaya, vaya... cada día me entretienen más tus aventuras Bea... Son un buen sustitutivo de Lost....jejejeje
Por cierto, se te ha ocurrido (supongo que sí) preguntar a Francesco si él ha intentado buscar otro curro en Stamford... lo digo para que os vayáis haciedno una idea de como está el panorama laboral de la ciudad no?...
En fin, que como siempre MUCHO ÁNIMO... Por cierto no pensaba que los ingleses son tan morbosos como para preguntarte cada cinco minutos si te gusta el trabajo... se me olvidaba que estáis en el país que vió nacer la prensa amarilla.
Si en vuestro día libre tenéis un minutillo en el que no tengáis nada que hacer... dadme un toque y conversamos vía Skype que quiero escucharlo todo de vuestras voces.
Rezaré por tus pies. Besos,
Isra