Primeros pasos

13.05.2010

En Stamford son las 17.31 minutos. Hace cuatro días que aterricé en este lugar y hoy ha sido mi segunda jornada laboral. En día y medio trabajando como camarera puedo decir que me ha pasado de todo. Por el mero hecho de estar en otro país, todo parece misteriosamente extraño, poco común, nada habitual. Esto me hace sentir también a mí misma un tanto rara, dado que todo es nuevo. Nadie dijo que empezar sirviendo cafés y jarras de agua en una bandeja sobre un suelo al más puro estilo adoquinado fuera fácil. Tampoco lo es terminar tu jornada laboral de noche con un horrible dolor de pies y tener que llegar a casa por un camino de piedras de canto rodado. Después del físicamente corto, pero para mis pies interminable camino de vuelta a casa, nada mejor que dejarte caer en la cama. Y que se rompan las tablas de madera que hacen de somier. Estaba demasiado cansada para buscar soluciones a cómo reparar mi cama ayer a esas horas, así que decidí que ya la arreglaría el mismo hombre que debería haber pasado a cambiar las puertas del armario partidas en mil pedazos. Así que decidí abrir un cajón de la cómoda y sacar un pantalón corto para quitarme las incómodas medias, plagadas de agujeros fruto de un primer día más que agotador. Saqué el pantalón de la cómoda, sí, una cómoda a mi modo de ver muy original, al más puro estilo Mary Poppins, de ésas en las que abres un cajón y misteriosamente se abre el de abajo, y cuando cierras éste, vuelve a abrirse el de arriba, sin tú tocar nada, y así sucesivamente. Esta mañana volvía a amanecer una nueva jornada como camarera. De nuevo me he marchado de casa sin poder ver reflejadas en el espejo de la habitación las pintas que tengo con el uniforme, ya que este espejo es poco más grande que el que pueda llevar en el bolso para retocarme el maquillaje. Lo intenté también con el espejo del baño, pero olvidé que sólo es apto para quienes midan algo más de dos metros. Al llegar al trabajo a una de las primeras que me he encontrado ha sido a la apodada Salander, por su exacta similitud con el personaje de Millenium. Hoy vestía sin tirantes ni botas rojas, sin gorra negra, ya no iba con la cabeza mirando al suelo. Hoy Salander era una camarera más. Mi jornada empezaba a las 12, pero he llegado a las 11 para aprovechar los almuerzos gratis en el hotel. Después de comer he hecho tiempo fumando un pitillo en la zona de fumadores del George, que es lo más parecido posible a un vertedero de muebles, tanto que las sillas te invitan a sentarte en el suelo o a permanecer de pie. Respecto a la mañana... creo que ya me he aprendido los nombres de los postres, he servido bebidas extrañas, muy extrañas, he aprendido a hacer cafés, a concluir que las copas de vino necesitan una power balance y, sobre todo, a no perder la paciencia y a convivir con un permanente dolor de pies. Los mismos pies que me trajeron hasta aquí. Porque quería vivir una experiencia, porque esto está siendo posible a pesar de lo duro de los inicios. Porque nadie me dijo que iba a ser fácil, porque no lo está siendo. Porque vamos a aguantar como campeonas, nos lo hemos prometido.

2 Response to "Primeros pasos"

  1. Irene says:
    14 de mayo de 2010, 21:03
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  2. Irene says:
    14 de mayo de 2010, 21:05

    Bei amorr!! podremos con todo! la verdad es que me entra risa y cansancio de leerlo, llevamos 5 días y unas cuantas anécdotas, verdad? Confío en que irá todo bien, poco a poco. Un beso enorrrme, darrrrrlingg!! Te sigo!

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