Suerte, ja!

22.09.2010

Las necesidades a veces son distintas. Las carencias, incluso, opuestas. Y, sin embargo, los medios utilizados confluyen en un mismo punto. Esto pasa con la gente de mi clase de inglés, unas clases que no hacen más que motivarme a querer comprar mil libros para empollar. Sí, EMPOLLAR!! Por una vez en la vida esta palabra no tiene un significado negativo, ni te miran mal por saber más. Los que más saben de inglés son la envidia de todos, y yo quiero ser de ésas. Quiero responder rotundamente sí cuando me vuelvan a preguntar si me voy a presentar en junio al examen. Se nota que vengo de clase...

Hacía tanto que no tenía una tarde libre que cuando he salido del Tesco me he notado ciertamente acelerada, y es que tenía tantos planes, tareas pendientes, cosas que hacer para una por fin tarde libre, que parecía que me faltaba tiempo por todas partes para poder con todo. No me equivoqué. No lo hice cuando supuse que ayer también darían las mil en el Burger. Dieron. Las doce y media mil. De la noche. Amazing. Pero no importa, de cara a la galería estamos aquí viéndolas venir, siendo unas suertudas, quejándonos por respirar. Eso piensan muchos. Muchos niños de papá, de ésos que tienen una flor... sí! en el culo!

Es genial el cuadro de las caravanas. Me encanta. Las paredes son tan blancas y la nueva adquisición tiene tantos colores, que queda genial. Comprar una lámina supone gastarte lo que te cuestan 2 horas de trabajo. Comprar el libro para clase, una semana vendiendo hamburguesas. Tener una tele significa pagar 200 libras de licencia, mientras tú cobras 140 mensuales. Pagar el alquiler, hipotecarte. Pero estar geográficamente lejos de la suerte de algunos, a veces... no tiene precio.

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